O mejor dicho… ¿para qué? Si lo tuviese que resumir en una línea sería algo así: «para intentar ayudaros, igual que en su día hicieron conmigo.»
Toda mi vida he trabajado en este sector. Por no repetirme, si quieres saber más sobre esto, lee el apartado de mi web llamado «Sobre mi». Formáis parte de mi camino. Un camino que ha tenido muchas luces y, lamentándolo mucho, también muchas sombras. Sobre todo últimamente.
Decidí irme del banco porque quería vivir una vida más coherente conmigo. Quiero levantarme con energía y entusiasmo por las mañanas, procurando que lo que haga mejore la vida de alguien. Prestar un servicio, entregar lo que tengo y sé, con la intención de que a ese otro/a le sirva. Disfrutar. Sentirme conectada a las personas. Y acostarme por la noche con la sensación de haberme sido fiel a mis valores.
Viktor Frankl, neurólogo, psiquiatra y filósofo austriaco que sobrevivió en varios campos de concentración nazis fundó la logoterapia y el análisis existencial. Este decía que «El sentido de la vida reside en encontrar un propósito». Si tenemos un “por qué”, siempre encontraremos un “cómo”.
Uno de mis «por qué» es «porque quiero acompañar a personas que están viviendo lo mismo que he vivido yo, a que sean más felices y estén mejor». ¿Cómo? Quiero compartir con vosotros todas aquellas cosas que a mi me han servido para estar en el banco mientras lo he estado y también las que me han servido cuando he decidido irme (en el caso de que lo estés pensando). También las que, estando como técnico de recursos humanos, he visto que funcionaban para aligerar el día a día exigente que vivimos los empleados de banca.
Muchísimas personas, primero estando en oficinas, luego en recursos humanos y finalmente después de haberme marchado del banco, me llamáis. Para pedirme consejo, para contarme vuestro día a día, para desahogaros ante algo que os ha pasado, para llorar…
Por eso quiero hacer de esto una profesión. Que no sea simplemente una charla de café, sino un proceso en el que te sientas acompañado/a en todo momento.
Si estás atravesando un momento difícil, te mando un abrazo y te recuerdo que por larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar.
Amparo Hueso